viernes, 8 de julio de 2011

Mine...craft...

And your doom...

Toca hablar de mi experiencia, no sé si por hacer justicia o si por desahogarme, con este juego online llamado Minecraft (todo sucedido este mismo mes).


Y el resentimiento vuelve a escena.

  Desconozco si tiene fama, pero desde luego después de que me lo enseñase mi hermano pequeño me enganché.

Éste consiste en la posibilidad de construir tu propio mundo con libertad pero siguendo una estética de píxeles, sin gravedad y gratis. Existe la opción de hacerte servidor premium pagando 14€, pero me temo que todos pensamos lo mismo al oir esto...

Lo malo es que eso te acaba sacando los ojos. Resulta que para que tu construcción perdure y puedan verlo otras personas tienes que jugar en un servidor abierto a los demás, con la posibilidad de que éstos te lo destruyan.

"Qué tontería, ¿quién sería lo suficientemente inhumano y retrasado como para hacer eso? Además hay unas reglas, seguro que todo sale bien" Y me dispuse a hacer un castillo que acabó siendo una especie de catedral. Tras unos rifirrafes sin importancia ahí siguió, lo que me animó a hablar de esto a unos amigos que, como resultó después, lo encontraron atractivo.

El castillo catedralicio
Volvimos a tener pequeños incidentes más o menos justificados pero eso no nos detuvo a la hora de seguir explorando en nuestra imaginación y creatividad. Al paso de dos días conseguimos crear esto:

Supuestamente era una biblioteca pero debajo tenía además unos pasadizos, salas de estar, una "habitación para los trajes" e incluso ¿saunas? Muy interesante todo. Sé que lo estáis esperando, y aquí viene:
Pero llegaron unos tipos y se pusieron a cambiarlo, a empezar su propia casa en la nuestra. Ello no tenía sentido de ser y los compararía con algún tipo de primate pero me temo que seria una ofensa al reino animal.

Les pedimos amablemente que parasen de hacer aquello pero hicieron oídos sordos, con lo que tuvimos que empezar a destruir lo que estaban modificando causando su respuesta: destruirlo todo sin que pudiesemos hacer nada por impedirlo. El resultado fue más o menos este:














¿Las horas perdidas? No importan tanto, porque es verano y fue interesante hacerlo. No quise apegarme al los edificios ni voy a extrapolarlo a todos los juegos online (aunque sepa que seguramente me vendrá bien la decisión de abandonarlo) pero lo que pasó no sienta bien a nadie. Supongo que confundimos las intenciones de la gente y pensamos que aquel lugar era para construir y no lo contrario. Grabé la palabra respeto en el aire y me marché para no volver.

Me quedo con mi oportunidad de practicar el inglés insultado y las palabras del amigo Pablo:

     "Pasaremos a dormir en la paz del olvido y un día cuando todo se calme huiremos a los subterráneos a alistarnos en las filas de la rebelión del inframundo"

1 comentario:

  1. ¡Este juego sólo puede ser divertido si se juega con alguien!
    Tendré que investigar un poco más antes de dar una opinión definitiva...

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